Los distintos tipos de imanes se pueden clasificar de varias
formas, ya sea por ser naturales o artificiales, por ser permanentes o temporales por su composición, por propiedades físicas específicas.
IMANES NATURALES:
Se habla de imanes naturales cuando estos se hallan en la naturaleza, por ejemplo del mineral magnetita (óxido ferroso-diférrico (Fe3O4), es un mineral de hierro que cuenta con la propiedad de atraer el metal (hierro, níquel), y se hallan en la corteza terrestre en forma de mineral.
IMANES ARTIFICIALES:
Se entiende por imanes artificiales a todos aquellos que se producen por la acción del hombre, como lo son por ejemplo los imanes resultantes de la fricción entre un imán (magnetita) y un trozo de hierro, así como los electro-imanes creados por el ser humano al pasar corriente en una bobina.
Los imanes artificiales suelen dividirse en:
Temporales:
Se habla de imanes temporales refiriéndose a aquellos que cuentan con un periodo de magnetismo de poca duración, es el caso de los imanes resultado de la fricción de un imán con un trozo de hierro dulce, y los electroimanes cuya duración magnética se da únicamente durante su funcionamiento al conectarse a una corriente eléctrica.
Permanente:
Se habla de imanes permanentes cuando se trata de materiales en los que la magnetización es permanente o duradera, es el caso de los que están conformados por el mineral magnetita y aquellos que son el resultado de la imantación de un trozo de acero, ya sea por medio de otro imán de acero, magnetita u otro material imantado.
MAGNETITA:
Se trata de una sustancia mineral que se halla en la naturaleza y está conformada por mineral de hierro magnetizado (óxido ferroso-diférrico (Fe3O4). Es el primer tipo de imán en el que el ser humano descubrió las propiedades del magnetismo. Se halla en yacimientos minerales presentando la forma de cristales o de masas granuladas, arenas o granos sueltos de un color pardo-obscuro.
IMANES DE TIERRAS RARAS:
Se trata de aquellos en cuya composición se encuentran sustancias tales como hierro, boro, neodimio, níquel, cobalto y samario, entre otros componentes. Estos suelen ser más potentes que otros imanes, pero presentan una mayor fragilidad, por ejemplo en caso de golpes, lo que los fragmenta.
IMANES CERAMICOS:
Los imanes cerámicos están conformados por materiales similares a la cerámica o la porcelana, pero conteniendo elementos magnéticos como hierro, magnetita, níquel, y sustancias como distintas tierras raras. Suelen presentar una fragilidad elevada gracias a su consistencia similar a la cerámica. Estos son comunes por ejemplo en las bobinas de bocinas o altavoces, su coloración suele ser gris negruzca.
IMANES FLEXIBLES:
Se trata de aquellos materiales flexibles compuestos de sustancias plásticas y resinas, así como de materiales magnéticos como el hierro imantado u otros metales y tierras raras magnetizadas. Su uso es común por ejemplo en algunas puertas de refrigeradores en donde estos “unen” las puertas de manera que queden selladas. Su poder de atracción magnética suele ser menor a la de los imanes metálicos, electroimanes y de otros tipos.
Se trata de imanes compuestos principalmente de aluminio, cobalto y níquel (de ahí en nombre de Al-NI-CO, correspondiente a los símbolos de dichos elementos), pero pueden contener otras sustancias con propiedades magnéticas.
ELECTRO IMANES:
Estos son aquellos resultantes de la fuerza magnética generada por una corriente eléctrica que es pasada por una bobina (generalmente de cobre), que es la que produce por medio del flujo de la corriente una atracción magnética. Estas propiedades magnéticas solo se dan mientras que el campo magnético está en funcionamiento, es decir, mientras continúa la corriente eléctrica fluyendo a través de la bobina.
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